18 febrero 2020

Sesión 13: Betty email en viernes


Nombre: Betty
Edad: ¿treinta y cinco?
Identificación: (des)coordinadora de algo.
Diagnóstico: la plasta de los viernes.


Betty es agradable, siempre me ayudó cuando (ella) estaba en el otro departamento y, de hecho, nos llevamos muy bien, pero me saca de quicio que mande emails pidiendo cosas el viernes a última hora de la tarde. NO.

No hay mucho más que decir, o sí, pero no es necesario. Quien fastidia a sus compañeras enviando tareas un viernes por la tarde no merece ni las gracias, solo entrar en una lista de idiotas.

13 febrero 2020

Sesión 12: Mari la broncas

Nombre: María.
Edad: cincuenta y pico.
Identificación: directora del registro en la empresa donde trabajo.
Diagnóstico: tirana, iracunda, le gusta echar broncas en público.


María es la directora del registro y todos dicen que es muy organizada y lo lleva todo muy bien, pero yo echo de menos a su antecesor. Por suerte no tenemos mucho contacto, pero cuando lo tenemos siempre arde Troya y acaba soltándome alguna frase borde o directamente una bronca. Lo de las broncas ha pasado en dos ocasiones. De la primera hablé en una entrada en mi otro blog y la segunda sucedió hace unos días, cuando decidí que tenía que tener su entrada aquí por derechos propios y entrando por la puerta grande.

Si la bronca anterior estaba más o menos justificada dependiendo del punto de vista, esta no lo estaba para nada. Quería que le dijera qué normativa interna tiene que utilizar para un procedimiento que su departamento gestiona. Me preguntó a mí porque soy quien recoge los documentos para ese procedimiento, pero no sé nada más. Es su departamento el que pone las reglas, el que decide qué se pide como requisito y el que me da la lista. Como le dije que no sabía se puso furiosa porque eso significaba que si no sabía qué reglamento usan es porque no lo tienen y si no tienen uno es su problema y su responsabilidad. Y ahí empezó todo, de nuevo con público. No me lo dijo cuando me llamó, pero había un subordinado suyo en la habitación y ella no se corta en poner el manos libres. El tipo, claro, no se privó en lanzarse a mi yugular para quedar bien delante de su jefa. La bronca gratuita me molesta, que lo haga delante de gente me pone furiosa. Así que ella entra aquí no solo por tirana y echar las bronca en público sino por también por imbécil y gilipollas. Y si no le llamo nada peor es porque no quiero perder los papeles como ella.