Identificación: compañera de la universidad.
Diagnóstico: buscabroncas histérica y maleducada.
Carol parecía normal. Una compañera
que hacía su parte en los trabajos en grupo, quizás un poco mandona. Contaba
historias divertidas, aunque se hacía un poco la graciosa y en esos casos es
frecuente cruzar líneas en las que la persona se posiciona cerca de la ofensa.
Muy sincera, a veces demasiado, porque la sinceridad extrema suele disfrazar el
insulto, o la falta de respeto, o las ganas de hacer daño a los demás. Nada
problemático hasta que la persona que actúa coge cierto nivel de confianza y
molesta y las personas que reciben se ven saturadas y pasan de aguantar los
chistes con una sonrisa forzada a ir calentándose hasta casi arder por
combustión espontánea, espontánea en apariencia, porque la causa está ahí para
quien quiera verla.
Pero Carol no está aquí por esto. Tampoco
por tolerar mal la felicidad ajena y cabrearse porque no fui a una comida de
grupo por haber quedado con un ligue y no podía ser que Dorotea echara un polvo
y fuera feliz. Tampoco está aquí por ser una egoísta y exigir que el grupo de seis
quedara en sitios que le vinieran bien a ella (que tenía coche) y nunca a los
demás (que no teníamos coche) aunque esos lugares no estuvieran bien
comunicados. Está aquí por la historia del coche de alquiler.