21 junio 2019

Sesión 7: A., la explotadora


Nombre: A.
Edad: 52.
Identificación: compañera de trabajo.
Diagnóstico: explotadora, cizañera, insegura, celosa patológica.


Supe de A. a los pocos días de empezar a trabajar. María, una compañera de universidad, me preguntó qué tal me iba en mi nuevo trabajo, qué horario tenía, qué empresa era… lo típico. Cuando le dije el nombre se echó las manos a la cabeza. No, no me digas que tu jefa es A. Sí, la directora de la biblioteca. Nunca había oído hablar de ella, pero cuando me llamó unos meses después para presentarse, ya estaba prevenida de que era una maltratadora, que machacó a una amiga de María hasta que se fue.

También pasó eso con Carmen. La conocí en la biblioteca y, de pronto, un día la vi en una recepción. Ella fue la primera víctima de A. que conocí en persona, la primera que me contó su historia de primera mano. Sin especificar, me dijo que le hacía la vida imposible, que le había parecido mal que hubiera pedido un traslado de departamento y que, por eso, había ido hablando mal de ella. Tan mal habló, que cuando Carmen volvió de una excedencia para cuidar a su madre, la despidieron. Y no es que A. venda muy bien su verdad o que la gente desconozca su historial, es que tiene protectores, uno de ellos mi súper jefe.

Más o menos por la época en que trasladaron a Carmen, la jefa de mi amiga Circe se negó a firmarle unos reembolsos a A., que quería disfrazar unos desayunos de cafés de negocios. Ni corta ni perezosa acudió al súper jefe y a la jefa de Circe no le quedó otra que claudicar y firmar. A raíz de esto, le quitaron el cargo y la degradaron a las primeras de cambio y, aunque sigue trabajando aquí (tendrá sus propios contactos a los que recurrir) aguantando el tipo a duras penas, su sueldo y su prestigio en la empresa descendieron como la marea justo antes de un tsunami. Por unos cafés.

Conmigo siempre ha sido maja, de hecho, siempre que nos vemos charlamos un rato, pero no soy su subordinada. Debería decir que siempre tengo presentes las historias que me han ido llegando sobre ella, pero con el paso del tiempo me voy olvidando y me despisto, sin embargo, periódicamente alguien se encarga, sin saberlo, de ponerme alerta otra vez. Y eso es lo que pasó hace una semana.

Desde hace unos meses tenemos nueva recepcionista, Bricomanitas, la secretaria de la biblioteca. Nos conocíamos de vista desde hace años, así que enseguida nos presentamos. Yo tenía curiosidad por saber el motivo del traslado, pero en los primeros días las dos fuimos discretas. Ni ella me contó, ni yo pregunté, pero se ve que mi imán del desahogo hizo efecto y se le soltó la lengua a las pocas semanas. Esta es otra a la que A. machaca. Desde hablarles mal de ella al resto de empleadas, hasta quitarle toda su carga laboral para pasársela a otro compañero, o de pronto enviarle tareas que nunca han sido de su responsabilidad y que no sabe cómo hacer, aunque se va apañando.

Yo, que pensaba que el personal de la biblio era uña y carne, todas contra la jefa, y sentía cierta envidia por esa piña, descubrí por Inma que se llevan todas a matar. A una le habla mal de la otra y a la otra le habla mal de la de más allá hasta que las envenena a todas. Así que conviven queriendo clavarse puñales y disimulan en las fotos molonas que publican en la intranet.

Y así, de charleta en charleta con Bricomanitas, caí de nuevo en la realidad. Tampoco es que estuviera fuera de ella, solo que con el tiempo se ve borrosa. Evidentemente seguiré mi relación con A. como hasta ahora porque de momento no me ha dado motivos para algo diferente, pero intentaré estar siempre alerta. Además, se me quedaron muy grabadas las palabras de mi compañera María: nunca trabajes en esa biblioteca si ella es la directora.

4 comentarios:

  1. Me pasa algo similar. Aquí odian a la directora y me llegan horribles historias de ella, pero conmigo ha sido muy decente y amorosa. Ahora esto trae sus complicaciones, mis colegas perciben esto como "o estas con nosotras o estás en nuestra contra" así es que navego entre dos aguas con cautela, aunque también con el beneficio aún de ser "el nuevo" así es que se me perdona el no sumarme al constante chisme y quejas contra la dire.... tu imán de desahogos también funciona en modo virtual eh? jaja
    Buena entrada, un abrazo!

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    1. Jajajaja. Sí también, es que los blogs ajenos a veces nos inspiran para hablar de lo nuestro. :D

      Siento de verdad que estés en esa situación, es realmente incómodo estar en ella, sin saber cómo actuar probablemente. Porque si la directora no ha sido perversa contigo, no tienes motivos para ponerte en su contra. Y quizás tampoco debas. Uf! Debo reconocer que no me gustaría estar en tu pellejo. Espero poder seguir esa historia en tu blog. :)

      Un abrazo.

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  2. Escribir te limpia el alma
    Yo lo he hecho en mi pasado
    Hoy nada de eso tengo
    Son etapas de la vida
    abrazos

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    1. Sí, es verdad que son estapas. El otro blog es más terapéutico que este, pero escribir es un gran desahogo. :)
      Un abrazo.

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